El descubrimiento de los rayos X en octubre del año de 1895
por Wilheim Conrad Röentgen marcó un hito en la historia de la medicina, al
descubrir inadvertidamente la proyección de los huesos de su mano, al pasar
corriente por un tubo de Crookes, estudiando desde entonces las descargas
eléctricas en tubos de rayos catódicos.
Su utilidad en el campo médico fue universal, sirvió para
llegar a un diagnóstico y para realizar terapias de varias enfermedades, pero
fue perfeccionándose con el tiempo llegando a aparecer la radiología digital
que es mucho más específica y segura. En el campo odontológico el Dr. Frederic
Otto Walkhoff en 1896 consigue tomar la primera radiografía dental y William D.
Collidge realiza un aporte grande a la odontología creando el primer aparato en
miniatura de rayos X, así ya se tomaban imágenes de las estructuras bucales y
los tejidos que lo componen. Con el tiempo se vieron efectos nocivos en los
sitios expuestos a la radiación, por tal razón en 1899 se plantearon normativas estrictas para proteger al
paciente y al operador.
Por sus trabajos en el tema, fue
galardonado con el premio Nobel de Física en 1901.
Como ahora sabemos fue largo el proceso de investigación y los rayos X fueron un gran avance tecnológico en el campo de la medicina, los científicos los produjeron durante años sin saberlo, lo que significa que probablemente haya más cosas por descubrir. Estos son benéficos y riesgosos a la vez. Gracias a esos avances podemos traducir un diagnostico la información obtenida en las imágenes y como tecnólogo médicos en Radiología es esencial lograr la aplicación adecuada en estas técnicas para no poner en riesgo a nuestros pacientes.
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